El primer auto de Maradona estaba en un gallinero
La curiosidad lo llevó a trasladarse hasta Salto, provincia de Buenos Aires, donde estaba situada la propiedad con el auto en cuestión. “Fui para allá, y ahí estaba el 128 Europa, efectivamente arrumbado, con las gallinas arriba. ‘Tengo los papeles’, me dijo el dueño, y me dio una cédula verde vieja”, recuerda Varrone.
Si lograba comprobarlo, Varrone, papá de Nicolás, el piloto argentino que hoy brilla en la Fórmula 3 británica, podía sumar a su colección una gema invaluable, más allá de que necesitaba amor. Hoy, con el automóvil guardado en un garage y el puente tendido con Diego para propiciar el reencuentro, aquel Fiat 128 puede transformarse en la llave para la realización de un gran sueño.
Apareció abandonado en un gallinero, fue restaurado y hoy apuntala ...
El vehículo, posando en la Bombonera
Pero vamos por partes. Después de ver el auto en el gallinero, Martín necesitaba certezas. “Fui al registro del automotor y pedí los datos por el número de patente. Y el legajo estaba ahí. El auto estaba a nombre de Diego desde que lo compró 0 kilómetro. Los trámites los había hecho Jorge Cyterszpiler, que en ese momento era su representante. Y ni lo dudé: me volví a Salto, lo compré y me lo traje”, continúa con el relato.
En efecto, se trataba del vehículo que Maradona había comprado en una fecha particular: el 24 de diciembre de 1982. Sí, menudo autorregalo de Navidad. Diego ya había sido campeón con Boca en el Metropolitano de 1981 y había sido adquirido por el Barcelona. Lo vendió en 1984. Claro que en 2003, después de una larga temporada en el galpón donde fue hallado, no estaba en el mismo estado que tenía cuando transportaba al astro y a su entonces novia Claudia Villafañe en sus visitas a Buenos Aires.
“Lo restauré todo original; lo hicimos a nuevo. Una vez fui a la casa de Diego en Villa Devoto y me dejaron sacar fotos en la puerta. También en la Bombonera. Lo tengo impecable en la cochera de la casa de mi papá, en Núñez. Creo que desde que lo restauramos le hicimos 200 kilómetros; ni ablandado tiene el motor”, lo describe su orgulloso dueño, que con los años fue vendiendo su colección, a excepción del 128 que perteneció a Maradona y “un Ford A”.
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