¿Por qué el sol, un flash o incluso un foco nos hacen estornudar?
Para descubrir la explicación existente ante el fenómeno de estornudar mirando a la luz, son varios los científicos que quisieron ahondar en la materia.
Una de las primeras se remonta a la década de los cincuenta, en la que un investigador francés apellidado Sedan se percató de que varios pacientes estornudaban cuando examinaba sus retinas con un oftalmoscopio.
Investigando, averiguó que no solamente se circunscribía a dicha inspección, sino que también estornudaban al exponerse a la luz solar, al flash fotográfico y en algún caso, a luz ultravioleta.
Al estudiar el fenómeno, Sedan se percató de que el estornudo acontecía justo al exponerse a la luz, sin continuar cuando el paciente está del todo expuesto. Sin embargo, por aquel entonces la literatura médica no tenía datos sobre el fenómeno, por lo que el francés concluyó que sería algo poco común.
Más de una década después, en concreto en 1964, H. C. Everett habló en una revista especializada de lo que denominó “reflejo de foto-estornudo”, que según diversas investigaciones puede afectar a entre un 17 y un 35% de la población mundial -en concreto, al 23% de los pacientes en el estudio de Everett y al 24% de donantes de sangre en otra investigación, como revela la BBC-.
Morris, un doctor de Cleveland en Estados Unidos realizó en 1989 un estudio de laboratorio con una mujer de 55 años que experimentaba numerosos ataques de luz -espontáneos y de respuesta a la luz-. Aplicándole estímulos lumínicos de diversas formas, descubrió que le provocaba estornudos si le aplicaba luces intermitentes de 15 Hz. En promedio, esto sucedía 9,9 segundos después de que tuviese lugar la primer descarga de luz, que la hacía estornudar dos veces seguidas, con un intervalo entre dos y cuatros segundos.
También se realizó un estudio en 2010 analizando los genotipos de unos 10.000 pacientes, concluyendo que una de las alteraciones está situada cerca del gen asociado con ataques epilépticos inducidos por la luz, lo que podría sugerir una conexión entre ambos síndromes.
Aunque la conexión entre la estimulación óptica y el estornudo sigue sin estar exactamente explicada, se suele indicar que existe una conexión entre los ojos y la nariz.
La contracción de las pupilas tras la exposición a una luz brillante podría propiciar secreción y congestión en las muco-membranas nasales o resultar de la “generalización parasimpática”, que acontece cuando un estímulo activa una parte del sistema nervioso parasimpático y se activan de forma indirecta otras partes del sistema. /Tic Beat
Una de las primeras se remonta a la década de los cincuenta, en la que un investigador francés apellidado Sedan se percató de que varios pacientes estornudaban cuando examinaba sus retinas con un oftalmoscopio.
Investigando, averiguó que no solamente se circunscribía a dicha inspección, sino que también estornudaban al exponerse a la luz solar, al flash fotográfico y en algún caso, a luz ultravioleta.
Al estudiar el fenómeno, Sedan se percató de que el estornudo acontecía justo al exponerse a la luz, sin continuar cuando el paciente está del todo expuesto. Sin embargo, por aquel entonces la literatura médica no tenía datos sobre el fenómeno, por lo que el francés concluyó que sería algo poco común.
Más de una década después, en concreto en 1964, H. C. Everett habló en una revista especializada de lo que denominó “reflejo de foto-estornudo”, que según diversas investigaciones puede afectar a entre un 17 y un 35% de la población mundial -en concreto, al 23% de los pacientes en el estudio de Everett y al 24% de donantes de sangre en otra investigación, como revela la BBC-.
Morris, un doctor de Cleveland en Estados Unidos realizó en 1989 un estudio de laboratorio con una mujer de 55 años que experimentaba numerosos ataques de luz -espontáneos y de respuesta a la luz-. Aplicándole estímulos lumínicos de diversas formas, descubrió que le provocaba estornudos si le aplicaba luces intermitentes de 15 Hz. En promedio, esto sucedía 9,9 segundos después de que tuviese lugar la primer descarga de luz, que la hacía estornudar dos veces seguidas, con un intervalo entre dos y cuatros segundos.
También se realizó un estudio en 2010 analizando los genotipos de unos 10.000 pacientes, concluyendo que una de las alteraciones está situada cerca del gen asociado con ataques epilépticos inducidos por la luz, lo que podría sugerir una conexión entre ambos síndromes.
Aunque la conexión entre la estimulación óptica y el estornudo sigue sin estar exactamente explicada, se suele indicar que existe una conexión entre los ojos y la nariz.
La contracción de las pupilas tras la exposición a una luz brillante podría propiciar secreción y congestión en las muco-membranas nasales o resultar de la “generalización parasimpática”, que acontece cuando un estímulo activa una parte del sistema nervioso parasimpático y se activan de forma indirecta otras partes del sistema. /Tic Beat
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